CARTA DEL PARROCO DEL MES DE OCTUBRE DEL 2009

Queridos Hermanos:

En el mundo, en el país y en nuestra sociedad se van perdiendo los espacios de encuentros y la preocupación de unos personas por otras, así se van debilitando los vínculos comunitarios y cada vez más nos vamos aislando como personas, familias, grupos, sociedades e incluso entre los propios países.

Por otro lado constatamos que existen esfuerzos por transmitir la experiencia de la fe, que necesita ser compartida en comunidad, la fe es como una semilla, que debe ser regada y abonada permanentemente para que crezca, de la misma forma, todo aquella persona que tiene un ENCUENTRO CON CRISTO, no puede madurar su fe de manera aislada o individual, pues en el encuentro con los demás, en el acompañamiento con otros podemos compartir la alegría de haber conocido a Cristo Resucitado, como lo hicieron también los discípulos de Emaus.

Los discípulos de Emaus caminaban tristes pero al encontrarse con Jesús y al reconocerlo, su corazón se lleno de alegría y gozo y fueron a comunicarle a los demás discípulos esta experiencia inolvidable.

Sin embargo en nuestra sociedad muchas personas, como los ancianos y enfermos se sienten abandonados porque nadie los visita o acoge, no se sienten acompañados, cada uno de nosotros tiene una oportunidad para ser solidarios y fraternos con estas personas, para comunicar y vivir nuestra fe, como Jesús nos enseña.

En cada uno de los sectores tenemos que saber acompañarnos, como vecinos, como familia, como amigos, pero especialmente acompañar a aquellos que se encuentran solos, aislados, marginados u olvidados, enfermos o postrados, porque ¡NO PODEMOS CAMINAR SOLOS!, pues las parroquias y nuestros barrios deben brindar ese espacio comunitario para formarse en la fe y crecer comunitariamente en el amor, la solidaridad y la fraternidad.

Tu amigo P. Roberto.